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Yair Klein, el mercenario israelí, no pagará ni un día de cárcel por entrenar a quienes se convirtieron en los asesinos de los candidatos presidenciales Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Bernardo Jaramillo, miles de dirigentes de la UP y campesinos del Urabá, Córdoba y Antioquia….El gobierno de Israel no aceptó su extradición y su proceso en Colombia prescribirá próximamente por vencimiento de términos.
Klein vive tranquilo en Jaifa (Israel), hasta donde llegaron la periodista Olga Behar y su hija Carolina, estudiante de ciencias políticas, a entrevistarlo. De esta larga entrevista resultó el libro ‘El caso Klein: el origen del paramilitarismo en Colombia’.
Klein viajó a Colombia con sus papeles en orden. Con el conocimiento de su país y la embajada de Israel, así como de autoridades colombianas que lo recibieron formalmente. El primer lugar que visitó fue Urabá, recorrió las fincas bananeras, se entrevistó con patronos y trabajadores y realizó el primer diagnóstico de cómo entrenar para la guerra a los primeros grupos de autodefensas que empezaban a organizar.
Pero el contrato le resultó en Puerto Boyacá, donde los ganaderos reunieron los recursos para traerlo a él y a los dos instructores que lo acompañaron. Comenzaba el año de 1988, el presidente era Virgilio Barco. En el aeropuerto El Dorado lo recibió el ex teniente del ejército Ariel Otero, quien sería su guía. “Una hora después estábamos sentados en una de las mesas de un restaurante de carnes en el centro de la ciudad. Hasta allí llegaron dos personas del departamento administrativo de Seguridad DAS (el director era el general Miguel Maza Márquez) y el presidente del Banco Ganadero (…) Me dijeron que querían que yo entrenara a su gente en Puerto Boyacá. A la mañana siguiente viajamos. Antes del medio día llegamos a Puerto Boyacá. La primera reunión fue con el alcalde; con Henry Pérez, el presidente de la Junta directiva de la Asociación de Ganaderos, un funcionario del DAS, y el coronel de la brigada del Ejército de la zona (coronel Arsenio Bohórquez, comandante del batallón Bárbula). Me llevaron a ver el área de entrenamiento”.
Así comienza la historia de lo que se convertiría en una pesadilla cruenta de dolor para Colombia, buena parte de cuyos protagonistas están muertos. De la mano de Yair Klein arrancó una máquina de guerra que sigue dejando secuelas.
Los tres cursos de entrenamiento del Klein en Puerto Boyacá se convirtieron en un semillero de sicarios.
El testimonio de Klein podría complicarle la vida al ex general Miguel Maza, quien ha estado acusado y pagó varios meses de cárcel por el crimen de Luis Carlos Galán. El Das, bajo la dirección de Maza, fue una de las instituciones que junto a algunos sectores de las Fuerzas Armadas participaron en la estrategia de formación militar del grupo que se convirtió en la génesis de las AUC, según narra el propio Yair Klein.
Cuenta con detalles los hechos que sucedieron en el viaje en el que perfeccionó su contrato de entrenamiento para la guerra: “A la mañana siguiente fue mi cita en el DAS. Y les dije en general lo que hacía y cómo se hacía. Me preguntaron cuánto les cobraba. Yo no quería ganar plata con ellos porque me parecía más importante establecer el contacto. Entonces les dije: “20.000 dólares”, que es el precio para pagar a los entrenadores. Fue una reunión de altísimo nivel: estaban el comandante de instrucción del DAS, el comandante de operaciones del DAS; y cuando estábamos ahí sentados, alguien abrió la puerta, metió la cabeza, nos miró y se fue. Me preguntaron: “¿sabes quién es?”. Es el general Maza”.
El general Miguel Maza Márquez fue uno de los hombres más poderosos en el gobierno de Virgilio Barco y Klein dice estaba al corriente de sus actividades de instrucción militar. 
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