miércoles, 18 de mayo de 2016

Tayyip Erdogan: ¿autoritarismo, nepotismo y terrorismo unidos?

Tayyip Erdogán: ¿autoritarismo, nepotismo y terrorismo unidos?
Definitivamente Turquía podría jugar en Medio Oriente un papel propositivo de alta importancia como lo hace Irán, soporte de estabilidad y paz en la región, en la medida que cambiara fundamentalmente los paradigmas nacional e internacional que maneja el gobierno actual. 

Sin embargo, ha persistido en valorar de modo erróneo criterios fundamentales que la sociedad y el mundo requieren para un desarrollo multilateral y pacífico, lo que ha conducido a una política equivocada y que altera las relaciones en los espacios del geopoder. En este sentido, tres factores explosivos se han conjugado en dicha administración provocando una crisis de dimensiones inmensa: el autoritarismo, el nepotismo y el terrorismo. 

Cabe mencionar que el autoritarismo es la utilización de la ley y la fuerza unidas para demostrar que una personalidad es más poderosa que todo aquel que se enfrente a sus decisiones, por lo cual la aplicación consiste en dejar sin voz al contrario hasta amaestrarlo a través del miedo con el fin de humillarlo y hacerlo sumiso permanentemente. 

En Turquía se ha empleado una fórmula que integra diversos mecanismos coactivos: restricción plena a los medios de información que ofrezcan una opción diferente al gobierno, asesinato selectivo de opositores, represión al pueblo kurdo por su proyecto autonómico, espionaje en la sociedad civil, amenaza pública a quien disienta y estímulo a las masas para agredir a contradictores, son algunos instrumentos empleados. Destaca la acusación a Can Dundar y Erdem Gul, periodistas del diario Cumhuriyet de Turquía, por ser supuestamente espías al "revelar secretos de Estado", condenados a cinco y seis años de prisión por un tribunal de Estambul. El editor de noticias y el jefe del popular periódico de oposición habrían sido absueltos de cadena perpetua por un hecho conocido: publicar un informe en el que afirmaban que Turquía ha entregado armas a los terroristas en Siria. 

El nepotismo es la aceptación de familiares como funcionarios en cargos públicos con el fin de permitirles poseer un salario que los sostenga, ofrecer prebendas en dicha ocupación, mantener un grupo de plena confianza a su disposición por el gobernante, requisitos para consolidar poder. La categoría familia es la que decide la selección y se utiliza basada en la confianza y lealtad que pueden ofrecer parientes o vinculados a ella como amigos. El requisito está por encima de la capacidad demostrada en el cargo pues lo que se requiere no es el mérito especializado sino la aceptación de la orden y la eliminación del análisis crítico. Al no estar contemplada como delito en la Constitución puede ser utilizada sin riesgo jurídico. 

Erdogán ha considerado fundamental para su mandato rodearse de gente “leal”, sin embargo, su Primer Ministro ha pasado a ser un lastre en la medida que pudiese ser un candidato próximo a la presidencia y, especialmente, por el supuesto apoyo que Estados Unidos pudiese darle para sustituirlo. La nominación de su hijo, Bilal, quien ha manejado el negocio del petróleo con Daesh proporcionándole inmensa riqueza, y la de su yerno, Berat Albayrak, indica que la consistencia se está desmoronando y debe apelar a gente de confianza, es decir, sin respuesta a sus propósitos sino acatamiento. 

El terrorismo es la violencia anárquica o sistemáticamente organizada como expresión de intereses particulares o de gobiernos, aplicada a través de instrumentos desgarradores de la vida social en una comunidad o sociedad. Comprende grupos o ejércitos que ejercen actos por medio de atentados hasta ser parte de masacres consideradas holocaustos, tal como ocurre actualmente en Siria o Palestina. Los instrumentos empleados actualmente van desde la guerra tóxica hasta la crucifixión o quema de seres humanos, sin desconocer la destrucción global del arte, la ciudad, sus enseres, usurpación de territorio, hasta la violación de niños en su más corta edad. 

Tayyip Erdogán ha conformado una estructura sólida que corroboraría su papel decisivo en la defensa del ente terrorista autodenominado Estado Islámico (Daesh). 

En primer lugar, la acción permisiva de Estado Islámico en la frontera con Turquía posibilitando el transvase de armas hacia Siria e Irak y protegiendo a sus militantes, lo que se ha visto afirmado definitivamente por la atención médica prestada en el país y la protección dentro de los límites nacionales, e incluso trasladándolos hacia Yemen para combatir al lado de Al Qaeda. De igual modo, en la financiación constante acrecentada por el contrabando de petróleo-cuya responsabilidad en el negocio se atribuye a Bilal. En segundo lugar, la intervención turca en Irak a través de fuerza militar supuestamente para entrenar a la milicia kurda-la cual tiene seria contradicciones con Erdogán debido a la represión desatada contra éstos- aduciendo que dicho componente se quedará allí y ello es innegociable. Obviamente lo que se obtiene es proteger a Daesh de la inobjetable victoria que están teniendo sirios e iraquíes, apoyados por milicias populares. 

En tercer lugar, el ataque premeditado a Rusia concretado trágicamente en el derribo del avión SU-24 y el posterior asesinato de su comandante, debido a los avances extraordinarios gracias al apoyo aéreo integral cercando a los terroristas y obligándolos a emigrar hacia los límites fronterizos con Turquía, es evidencia firme del sentido que se otorga a Daesh. Cuando el paso de los militantes de Racca a Mosul, y viceversa, comienza a verse frenado definitivamente, junto al escape masivo, el signo del porvenir está signado. 
Consideraciones. 
Lo evidente y delicado es que Turquía continúa siendo el aliado insatisfecho aunque muy eficaz de las potencias neocoloniales, olvidando su historia y las necesidades que su pueblo invoca. Creer que las contradicciones con EE.UU. son fuertes es no comprender la forma en que se maneja los intereses de las transnacionales. 

Afortunadamente el apoyo de la República Islámica de Irán a todos los procesos legítimos de recuperación nacional y defensa del territorio legal para la independencia y la seguridad de la región, imbricado a un permanente discurso hacia la pacificación por sus dirigentes, hace pensar en un presente promisorio para los países agredidos y su pronta recuperación integral, sostenible. El mantenimiento del espíritu popular patrio existente en grandes masas de ciudadanos es fundamental para este propósito. 

Respecto a la renuncia del primer ministro, Ahmet Davotoglu, la razón esgrimida en los medios de información es débil pues las diferencias supuestas con el presidente existen en menor grado ya que éste cumplió todas las órdenes del mandatario para continuar el exterminio contra los kurdos y los intelectuales del país, además del apoyo a los extremistas fuera del territorio. Más bien, el fundamento es por aspirar a suceder a Erdogán como se presupone en el mundo político. Por tanto, las supuestas contradicciones de Recep Tayyip Erdogan con EE.UU. se deben a que es una figura díscola ante el mandatario estadounidense y no a diferenciarse en su opción represiva. 

La posibilidad de un cambio serio en la estructura del Gobierno al elegir a su yerno, Berat Albayrak, como nuevo primer ministro de Turquía, y a Bilal Erdogán como Ministro de Energía reemplazándolo, implicaría debilidad más que fortaleza, pues los cuadros afines se van disminuyendo. 

Es incontrastable que los editores del diario turco Cumhuriyet fueron perseguidos por el jefe del Ejecutivo turco al atreverse a mencionar las transacciones realizadas por su hijo con el fin de facilitar fondos a Daesh, confirmado con el intento de asesinato contra Can Dündar, frente al tribunal de Estambul, donde se le juzgaba por “revelación de secretos de Estado” al informar que camiones de la Organización Nacional de Inteligencia de Turquía transportaron armas en 2014 para las bandas armadas en Siria. Dündar ha sido condenado a 5 años y 10 meses de reclusión y Gül a 5 años. 

Tayyip Erdogán tiene la posibilidad de desmentir en la práctica dicha verdad sólo en la medida que establezca cuatro medidas fundamentales: primero, el cierre de la frontera siria-iraquí con el fin de aislar definitivamente al terrorismo, lo cual puede hacer perfectamente pues su límite no es extenso y con la fuerza militar propia se puede controlar; dos, ordenar de inmediato que las fuerzas de ocupación de su nación regresen a sus cuarteles de origen o contribuyan a mantener la tranquilidad en los límites patrios; tres, suspender rápidamente los actos agresivos a Rusia y Siria, proponiendo una política de pacificación sostenible y manteniendo el respeto a la soberanía de las naciones; cuatro, dejar de financiar y apoyar materialmente, hospitalariamente e ideológicamente a Daesh, tanto en la realidad como a través de un pronunciamiento internacional al respecto desobligándose de atender a dicho grupo terrorista. El restablecimiento de la vida democrática al interior de la nación es requisito no negociable. 

Cabe ahora a los países que se declaran democráticos hacer su papel para forzar al gobierno turco a cumplir estas obligatorias medidas como única solución a la crispación de la crisis del Medio Oriente. En la medida que la OTAN no se pronuncie, que el Gobierno de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, no sean coherentes en la retórica, que las dictaduras monárquicas no cumplan su papel panárabe, se demostrará por enésima vez quienes históricamente han sido los adalides del terrorismo. 

Es su oportunidad y deberán comprobarlo con hechos.


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