miércoles, 15 de noviembre de 2017

Lo que esconde la derrota de Daesh en Al Raqa


La batalla de Al Raqa ha concluido. La localidad siria dejó de estar en manos del Estado Islámico o Daesh —organización terrorista proscrita en Rusia y otros países— el pasado 20 de octubre para pasar al control de una coalición kurdo-árabe apoyada por la Fuerza Aérea de EEUU, cuyos aviones lanzaron allí 4.000 ataques desde el mes de junio.
En la toma de Al Raqa los kurdos jugaron un papel decisivo. Sin su empuje la lucha habría durado todavía más tiempo. Ahora han reforzado su posición como principales aliados de Washington en la zona. Los kurdos sacaron a sus milicias —las Unidades de Protección Popular (YPG)— de sus tradicionales feudos septentrionales para llevar a cabo ofensivas y asaltos en áreas mayoritariamente pobladas por árabes.
Para intentar calmar las suspicacias de Turquía, cuyo Gobierno considera a las YPG el brazo sirio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Washington alentó la formación de una coalición kurdo-árabe —las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS)— con las que pretendía formar una fuerza cohesionada. Estas fuerzas terrestres fueron las que encabezaron la operación para expulsar de Al Raqa a las huestes terroristas que controlaban la ciudad desde julio de 2014.
Al anunciar en público la victoria, el portavoz de la coalición kurdo-árabe, el general Talal Al Silo, hizo toda una declaración de intenciones: «Entregaremos el control de Al Raqa y de sus zonas rurales al Consejo Civil y con él la protección de la ciudad y sus alrededores. Las FDS seguirán protegiendo las fronteras de la provincia de cualquier amenaza externa. Confirmamos que el futuro de Al Raqa será decidido por su gente en el seno de una Siria democrática, federal y descentralizada donde el Gobierno del pueblo decidirá sobre sus propios asuntos». En otras palabras, los kurdos han llegado para quedarse. Y esa Siria «federal y descentralizada» de la que habla Silo es básicamente la visión kurda, pero no la árabe.
La liberación de Al Raqa hizo posible una imagen que levantó ampollas. En la icónica plaza del centro de la ciudad, en la que los combatientes yihadistas llevaban a cabo sus ejecuciones públicas, se colocó una enorme bandera donde sobre un fondo amarillo se veía el retrato de Abdullah Ocalan, encarcelado en Turquía y fundador del PKK, considerada una organización terrorista tanto por Ankara como por Washington.
La imagen sentó fatal a los mandos del Pentágono y tampoco gustó a algunos habitantes locales, quienes a través de las redes sociales mostraron su desaprobación, asegurando que aquello se trataba de una provocación y que de una ocupación habían pasado a otra. Afloran pues las viejas tensiones entre árabes y kurdos.
Por otro lado, los turcos no van a permanecer impasibles ante la constatación de que los kurdos están ampliando su zona de influencia al otro lado de la frontera. De hecho, Turquía tiene tropas desplazadas en el interior de Siria, concretamente en la gobernación de Idlib, no muy lejos de los enclaves kurdos del norte.
Por supuesto, también habrá que esperar la respuesta de las autoridades de Damasco quienes no consideran liberada Al Raqa e insisten en que su propósito pasa por recuperar el control de todo el país.
¿Quién pagará la reconstrucción de Al Raqa?
La localidad ha quedado devastada hasta los cimientos como lo fuera la alemana Dresde por los estadounidenses en 1945. Levantar de la ruina esta ciudad fantasma, de la que huyeron decenas de miles de civiles desde abril de este año se presenta como una tarea muy costosa.
Pero Arabia Saudí ya se ha mostrado dispuesta a financiar los trabajos de reparación. Su cooperación no será gratis. Hay que recordar que el principal rival de los saudíes en la zona es Irán, uno de los mayores valedores musulmanes del presidente sirio Bashar Asad.
¿Dónde se encuentran ahora los terroristas de Daesh?
Muchos perecieron en la batalla, pero una buena parte ha regresado a sus países de origen. Según un informe elaborado por la organización The Soufan Center, al menos 5.600 ciudadanos o residentes en 33 naciones han vuelto a casa en los últimos dos años. Esta cifra representa un reto enorme para las agencias y fuerzas de seguridad, una amenaza para los próximos años con la forma de un Caballo de Troya. La recuperación de datos, tras la caída de centros administrativos como Al Raqa controlados por Daesh, confirmó la identidad de 19.000 de los más de 40.000 extranjeros de 110 países que presumiblemente viajaron a Irak y a Siria para unirse al grupo yihadista radical. Esos datos, sin embargo, no revelan qué les pasó. Muchos perecieron. Otros están detenidos. Pero no todos.
¿Ha sido derrotado Daesh?
Sí y no. Desde la perspectiva tradicional, el grupo ha sufrido una gran derrota militar, pues ha perdido no sólo Al Raqa sino casi todo el territorio que controlaba y le reportaba ingresos y poder. Ha sido vencido en el campo de batalla clásico. Pero la lucha continuará en el área de la propaganda. Es cierto que el autoproclamado califato islámico se ha derrumbado, pero a partir de ahora éste se hará virtual. Sus líderes intentarán mantener viva la marca terrorista, activando sus células durmientes o volviendo a centrarse en las tácticas de reclutamiento que tantos recursos humanos les facilitaron antaño.
El Estado Islámico puede surgir en otro lugar del planeta porque no se les ha vencido desde el punto de vista ideológico. Ese es el ‘quid’ de la cuestión. La desintegración del ejército regular asociado a Daesh ya es un hecho, pero eso no suena nada tranquilizador, porque puede servir como catalizador para desatar una ola de atentados más imprevisibles que nunca, perpetrados no sólo en Siria, Irak o Afganistán. Por último, la derrota militar de Daesh también significa una oportunidad para que otro temible grupo terrorista suní rival, Al Qaeda, ocupe su lugar en Siria, especialmente en la zona de Idlib.


https://es.news-front.info/2017/10/26/lo-que-esconde-la-derrota-de-daesh-en-al-raqa/

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